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MAÑANA es Nochevieja y pasado Año Nuevo, chun-chun. Otro año que queda atrás, en la Historia, en nuestras memorias; más estadísticas, más fracasos, algunos ... avances, los que se quedaron en el camino (parafraseando a John Fante, pregúntale al polvo) y los que nacieron a la vida, a las ilusiones, a la esperanza. Otro año de sonrisas y lágrimas en estos tiempos de “El día de la marmota” en sesión continua.
Mañana es Nochevieja y pasado Año Nuevo, chun-chun. Se cierra el 2021 y lo hacemos, así lo siento, manteniendo el tipo, tratando de llevar todavía la mascarilla con una cierta dignidad, con una cierta compostura. La pandemia que sigue y sigue nos ha destrozado el relato acomodado de nuestras vidas, pero también nos ha puesto el cuentakilómetros a cero en muchas cosas, al menos para aquellos que no hemos sucumbido (aún) ni al virus ni a su peor daño colateral: el desequilibrio en todas sus variantes. De repente, la calle se ha ido llenando de gente alterada, incapaz de apreciar que el sol sigue brillando.
Mañana es Nochevieja y pasado Año Nuevo, chun-chun. Llegamos al final del trayecto del 2021 y lo hacemos asentados en mitad de una tormenta de mentiras y descerebrados en el poder. El virus muta y la política se hace fuerte en su castillo de los horrores, incapaz de poner orden en la desolación, paz en el desaliento social. Seguimos en el aquel mundo tenebroso en el que Zapatero, degenerado en comunista millonario con casa en Caracas (¿qué fue de Venezuela, de Afganistán, de Libia, de Siria...?) estaba al mando de un robot que destruía Tokio, la viva imagen de la falta de futuro. No llueven hombres, que decía la canción de “The Weather Girls”, nos llueven tontos y malos. El nuevo cyberpunk: lluvia ácida producida por votantes desnortados. Las cara oculta de Keanu Reeves/Neo es Pedro Sánchez.
Mañana es Nochevieja y pasado Año Nuevo, chun-chun. Habrá que seguir, en ello estamos pese a todo. Pese a las balas de incompetencia que silban a nuestro alrededor, pese a una ministra de Trabajo que no sabe declinar el verbo trabajar, pese a una oposición pusilánime. Pese a todo, seguimos y lo hacemos como el Keanu Reeves de “Speed”. Corriendo (siempre con la chica) delante de ese viejo mundo que quiere volver para acabar con la libertad, con el bienestar, con el pensamiento plural, con la creatividad.
Feliz lucha. Feliz Año Nuevo, chun-chun.
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