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Malas se anuncian por San Fermín. Que se aten bien los machos los que tengan que venir a lidiar con lo que quede de este ... ruedo ibérico, cuando las urnas echen a Pedro Sánchez de Moncloa. La ruina comienza a ser tal, que cuesta creer que va a ser posible encontrar algo medianamente aprovechable en plaza alguna. Y no me refiero únicamente a la situación en la que están ya la Sanidad, la Educación, el Trabajo o la Justicia, sino a ese engranaje social, respetable público, al que solo un esfuerzo de titanes podrá devolver la confianza, la estabilidad y la dignidad que merece.
Pedro Sánchez, ambicioso y sin escrúpulos, siempre supo lo que quería y no era cosa de andar de tiquismiquis husmeando en el currículo de su cuadrilla. Aunque supiera que esta, de forma premeditada y consciente, no tuviera otra idea en mente que la de reventar el gran festejo democrático y hacer saltar por los aires todos sus ideales y valores: el respeto, la convivencia, los principios, el compromiso, la libertad... ¡Cuántos son hoy los que se avergüenzan de haber pasado por taquilla!
Apenas habían sonado los clarines y todos estaban ya en el (mal)quehacer de su oficio. Y así todo se hizo un tirar envenenado de rosas al ruedo; y así todo un regurgitar enrabietado de guerras civiles y resquemores; y así todo un arrogante abucheo de desprecio al palco regio; y así todo, una trampa, sí, una trampa, donde no han dejado de sonar los machacones estribillos de esa izquierda macarra que pasa de roer alas de pollo en Vallecas a lucir carillas en un selfie con fondo de Broadway Street.
Engatusar para manipular sentimientos y generar hostilidades. Aborregar para someter y controlar libertades. Y, para los auxilios del alma, nada como olvidarse de Dios y confiarse a los ansiolíticos. Los lanceros de don Pedro se han empleado a fondo y en el maldito bicho chino encontraron el aliado perfecto. Los que tienen miedo no protestan. Todo estaba escrito en aquel libro rojo con el que Sánchez se acarteló en el poder, profanando con su codicia y pícaros socios las siglas de un partido que era de Estado. Malas se anuncian y don Pedro lo barrunta. Hay un runrún de recesión en el aire que no cesa y, cuando el rebaño no tiene que comer, deja de atender los silbidos del pastor. Hace unos días el káiser de Moncloa se enseñoreó en la Cumbre con los mejores trajes de su armario porque sabe que tiene que hacerse de desear. La OTAN es un cómodo asilo y bastante mejor opción que tener que tirarse al monte o esperar turno en las colas de racionamiento. Donde quiera que vaya, por favor, que no vuelva.
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