Y el PSOE perdió el tren

Los socialistas se quedaron ayer en tierra, dejaron tirados a los militantes de varios municipios y ni siquiera dieron explicaciones. Supongo que para no quedar en evidencia.

El PSOE por fin fue víctima de sus propios desmanes. Tarde o temprano tendría que pasar y ayer ocurrió. El exdelegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, hoy secretario de Estrategia y Acción Electoral en Ferraz, perdió ayer el tren y no pudo asistir a los compromisos electorales que tenía en Villamayor y Santa Marta de Tormes. Si su partido no hubiera suprimido una frecuencia de las cuatro que teníamos y nos hubiera quitado la posibilidad de una quinta, el señor Izquierdo podría haber tomado un nuevo convoy y cumplir con sus compromisos.

Demasiado poco ruido se ha hecho en esta campaña con el asunto de la falta de comunicaciones con Madrid, que yo diría que es ahora mismo uno de los principales males que aquejan a Salamanca y que está en manos y en la voluntad del Gobierno poder solucionarlo, porque sin infraestructuras decentes no hay nada. El progreso no se paró cuando dejó de ser alcalde el socialista Jesús Málaga, como dice la senadora Elena Diego. El progreso lo intenta cercenar el PSOE cuando restringe las comunicaciones con la capital de España.

En estos momentos está en peligro un congreso importante de Traumatología, que prevé la concurrencia de más de 2.500 personas que ahora mismo no disponen de medios de comunicación para desplazarse a Salamanca. Los asistentes a este tipo de encuentros suelen viajar en tren o en avión. De ninguno de estos dos medios de transporte dispone Salamanca para atender la demanda. ¿Qué hacemos?, ¿permitimos que el congreso se vaya a Valladolid o León que disponen de unas comunicaciones mucho mejores que las nuestras?

Si dejamos pasar oportunidades una y otra vez, ahora sí perderemos el tren del futuro, Elena Diego, y Salamanca se quedará como una ciudad imponente, bella, pero que está perdida en el Oeste peninsular y a la que es difícil llegar.

León es una ciudad bonita, pero no tanto como Salamanca y con un clima mucho más extremo. Sin embargo, desde que el AVE llegó a la estación leonesa, en 2015, se han multiplicado el número de turistas que visitan la ciudad. En definitiva, es innegable que ha supuesto un antes y un después. Ha acercado Madrid y León a la hora de hacer negocios o para aquellos que desean hacerlos en tierras leonesas.

Las comunicaciones, las buenas comunicaciones, son además uno de los mejores recursos para luchar contra esa despoblación de la que solo hablan los políticos cuando llegan las elecciones.

Si Salamanca tuviera AVE, muchos podrían vivir en esta provincia y desplazarse a Madrid a trabajar, como está ocurriendo en Valladolid. Nos hemos conformado con una línea electrificada que nos permite tener unas prestaciones razonablemente buenas y en poco más de hora y media estar en la capital de España o en Salamanca desde Madrid, pero no tenemos AVE. Se podrían arañar algunos minutos y rebajar el tiempo de viaje si se realizaran algunas inversiones de seguridad en la línea, una promesa incumplida, pero que sin lugar a dudas debería ser una de las reivindicaciones, junto con la cuarta y la quinta frecuencia.

Ahora ya no pueden argumentar que no hay demanda, porque con los abonos ha quedado demostrado que cuando hay precios razonables, la gente viaja y utiliza preferentemente el tren como medio de transporte. En esta campaña ha faltado mayor reivindicación del tren.