Los trece de la infamia
Sábado, 3 de julio 2021, 05:00
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Sábado, 3 de julio 2021, 05:00
Como sabemos los del bachillerato de cuando entonces, “Los trece de la fama”, fueron los trece hombres que siguieron fielmente a Pizarro en la conquista ... de Perú. Tras dos años largos de lucha con los indios, la tropa llegó exhausta a la Isla del Gallo y quiso desertar. Pizarro trazó una raya con su espada en el suelo, retando a pasarla a los que se atrevieran a seguirle. Fueron trece, mal contados. Trece son los diputados que integran el Grupo parlamentario de Esquerra Republicana de Cataluña. Pero no son trece valientes conquistadores, sino trece infames chantajistas de Pedro Sánchez, trece vilezas políticas, por los que el no menos infame presidente se deja chantajear, con tal de no bajarse del macho. La escenificación de la infamia la ha protagonizado esta semana ese diputado que hace honor a su apellido – Rufián(bis) -, portavoz usual de los trece. Tras la aparente negativa de Sánchez (con su habitual y falsa solemnidad) al referéndum pretendido por los separatas, Rufián le recordó que también juró no conceder indultos. “Denos tiempo” añadió, denigrando públicamente al extorsionado, que bajó la cabeza. Rufián avisaba: o el gobierno autoriza un referéndum, si o si, o los trece de la infamia - a los que se unirían otros -, le retiran su apoyo parlamentario y Moncloa a hacer puñetas.
Todo el mundo sabe que Sánchez es un impostor. Ni los más incautos creen en sus compromisos, aunque los anuncie con mucha ceremonia. Sostengo que tiene perfiles en común con José Luis Moreno, sobrino del gran ventrílocuo peñarandés Wences Moreno (aunque me temo que no llegará a tener calle en Manhattan, como su tío). ¿Qué tienen en común?: el ego, la chulería, y los delirios de grandeza. Ambos se sacuden las críticas sin pudor, como quien espanta moscas, y ambos se sirven de títeres dóciles a sus antojos. No en vano la operación contra el ventrílocuo creador del muñeco Rockefeller – entre otros -, ha sido bautizada “Titella” (títere en catalán). Moreno es un fabulador, un distinguido charlatán, y por respetar la presunción de su inocencia, aún no sabemos si también estafador.
El alcalde Lanzarote recordará cuando le contratamos (fui el programador y coordinador) una excelente antología de la zarzuela para los fastos de “Salamanca 2005. Plaza Mayor de Europa”. Vino a la representación de un CAEM ensimismado, se sentó en la última fila observando, y al día siguiente nos dijo que estaba entusiasmado con Salamanca y su público, y propuso hacer de esta ciudad – literalmente -, “La Salzburgo del Sur”. Eso sí, con él de productor de magnos acontecimientos musicales. No se tomó en serio su alucinación, hija del deseo de protagonismo y recaudación, entre otras cosas porque habíamos conseguido de Juan Vicente Herrera - entonces presidente de Castilla y León, el Festival FACYL. No quiero pensar lo que hubiera sucedido si el Ayuntamiento hubiera aceptado la sugestiva y peligrosa propuesta.
Sánchez lo arrolla todo con tal de colmar sus ensoñaciones de poder. Ayer mismo se conocía la decisión del Tribunal Constitucional anulando el nombramiento, por Real Decreto (porque le salió del forro de sus caprichos) de Rosa María Mateo para dirigir la Televisión de todos. ¡A buenas horas! ¿Qué más da la tardía anulación, si la Mateo ya ha hecho durante tres años, sin rebozo, toda la propaganda posible del sanchismo y destrozado la audiencia de TVE?
En esa misma línea están las insinuaciones, recados - en suma, órdenes -, a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado, para que no interfieran en su camino (son instituciones consideradas por el sanchismo “piedras del camino”), hacia el pacto oculto con los indepes. Parte de ese acuerdo a cencerros tapados, es que los sediciosos no tengan que devolver los 5,4 millones malversados para ir construyendo su republiqueta. Estorbaban quienes defienden los derechos y euros de ustedes y míos. A los fiscales ya les había ordenado que de acusar nada. Ayer hizo lo propio con la Abogacía del Estado. Uno, como hijo, sobrino, primo hermano y cuñado de miembros del prestigioso Cuerpo, imagina lo que diría su buen padre en esta coyuntura. ¡Los quiere convertir en lacayos! Por si fuera poco, el mensaje falaz, desvergonzado, del gobierno, es que ese dinero era catalán, no español; y que el Tribunal de Cuentas es un órgano “administrativo”, no jurisdiccional, aunque se llame tribunal, enjuicie y decida como los ordinarios, o el Constitucional. En las administraciones públicas las cuentas pueden hacerse como el Gran Capitán, en plan compadre, como la vieja, o en serio, que es como nos garantiza ese Tribunal.
Me pregunto cuántas instituciones y cuerpos del Estado le quedan por desprestigiar a este peligroso golfo. Todo por un colchón.
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