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Escribo hoy con la preocupación de los muchos y variados vaticinios que se expanden por todos los medios sobre un posible nuevo confinamiento total en ... España. Hace muy pocos días, hasta apareció en el diario ABC un presunto borrador del gobierno para sellar nuestras casas en breve, si los números no remiten.
No es que, viendo lo que sucede en Europa no me espere que ocurra. Pienso que es más que posible que tengamos que volver a encerrarnos en nuestros domicilios sin remedio, para tratar de combatir este virus que nos tiene acogotados. Pero me tiene en un sinvivir comprobar cómo en toda suerte de ámbitos hay tal cantidad de personas irresponsables, que no dejan de contribuir a que esta pesadilla se mantenga activa.
Entre otros, todos esos que presumen de solidarios, que se llenan la boca con su tristeza sobre la situación de la hostelería o el comercio o la cultura y que luego se detectan síntomas de COVID y posponen hacerse una prueba, aunque sepan que pueden contagiar, porque no les viene bien asumir la cuarentena por asuntos de trabajo o incluso de ocio. Es como si la gente creyera que solo los otros hacen daño y considerase que sus actos particulares están fuera del circuito de riesgo.
Sin embargo, cada vez queda más constancia de que ninguna autoridad podrá contener esta catástrofe, sin la responsabilidad de todos nosotros y sin la conciencia plena de cada cual, sobre que cada una de nuestras actuaciones erróneas nos pone en peligro a todos.
Mientras algunos continúan falsificándose permisos para salir de las zonas confinadas, haciendo botellones, reuniéndose con más personas de las permitidas y, en definitiva, incumpliendo todas las prescripciones dadas por los distintos mandatarios –a veces, ciertamente contradictorias-, los médicos ya empiezan a advertirnos de que el asunto se está poniendo feo. Sin ir más lejos, ayer, en este mismo periódico, Miguel Ángel Delgado, médico en el servicio de Urgencias del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, según quien, en su hospital “hay 30 pacientes en una UCI para 12”.
Y no sé ustedes, pero yo detecto muchos buenos ciudadanos que leen tales informaciones, se llevan las manos a la cabeza, hablan de los enfermos y de los muertos con una pena que no se cree nadie y luego hacen lo que les da la gana, como si el asunto no fuera con ellos.
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