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Ahora que parece que el COVID19 se marcha lentamente por la puerta y nos deja por fin abrir las ventanas y hasta salir a las ... terrazas, es el momento de fijarse en otros asuntos que merecen un repaso. A saber. Ayer apareció una noticia en el diario El Mundo en donde se asegura que las “12 asesoras ‘tías estupendas’ de la ‘feministra’ Irene Montero cobran medio millón. El sueldo de alguna es superior al del presidente Sánchez”. Como lo leen. Verán, yo soy mujer, tengo una edad y soy feminista desde que tengo uso de razón. Y hace años no era una condición precisamente cómoda. Siempre he pensado que el feminismo es una necesidad de todas las personas de bien en el siglo XXI. De todos aquellos que razonan y no pueden pretender negar los derechos a cualquier ser humano, independientemente de su sexo. Otra cosa son las mamarrachadas a las que se están apuntando mujeres, hombres y queer, que acaban por enfrentarlos a ellos mismos en vez de pretender la concordia. Más allá de que me resulte lamentable el discurso de Montero, con la niña en brazos para la foto, pero en los de alguna de sus cercanas colaboradoras, “las titas”, cuando le resulta más cómodo, y nunca en los de su padre mientras trabaja (¿por qué ella y no él, dados los planteamientos que defiende la ministra? ¿no es una contradicción?), lo que me indigna es lo de los salarios. Que todas estas “mujeres estupendas” escogidas a dedo por la ministra y cuyos discursos no me representan en absoluto ganen esa barbaridad de dinero y más en estos días de tanta necesidad, me parece aberrante. Más aún si analizo sus declaraciones que, en general, me parece que demasiadas veces rayan el absurdo y que otras son tan populistas, engañosas y contradictorias, como suele ocurrir con todo el discurso de Podemos en general. Decía mi padre, que se mató a trabajar y ya descargaba piedras a los catorce años, que quienes no han hecho ningún esfuerzo para alcanzar su posición, no valoran lo que cuesta ganar dinero. Y es lo que yo creo que le pasa al matrimonio Iglesias/Montero. ¡Es tan fácil disparar con pólvora ajena! ¡Tan sencillo agarrar el dinero del ministerio y dárselo a tus amigas, todas “mujeres estupendas” y “algún hombre que colabora”! Ojalá se ayude de verdad a las mujeres maltratadas y prostituidas. Ojalá se tomen decisiones respecto a las más necesitadas. Pero sería muy solidario para con ellas y con todas las demás, que se empezara por no obligar a los ciudadanos a costear tan carísimas asesorías. Si hay que ajustar el salario de todos en tiempos de crisis ¿no habrá que revisar el suyo también?
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