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Desde el 14 de mayo de 1954 el Hotel Monterrey compitió con el Gran Hotel por los famosos que venían a Salamanca. Curiosamente, ambos terminaron ... en las mismas manos. Cuando se inauguró, entonces, el “Monterrey” contaba con más modernidades que su rival. Detrás de su construcción hubo nombres claves del sector en Salamanca: González del Rey, Hijos de Arsenio Andrés, Cortés, Rafa Diz, Hijos de Segismundo Andrés, Emeterio Rodríguez, Cristino Hernández, Eroteides Cascajo, Orencio Hernández, Hijos de Jesús Pérez de la Fuente... bajo la dirección del arquitecto Francisco Gil. Las esculturas y relieves de la fachada son de Damián Villar y los cuadros interiores de Manuel Gracia. Ojo. Uno, además, tiene hacia el hotel una consideración especial porque en uno de sus sofás Camilo José Cela me dijo que hay dos ciudades en España, Santiago y Salamanca, y que el resto son campamentos cuyo desmontaje no llamaría la atención. Exagerado, sin duda, pero don Camilo era así. Hace algo más de un año, José Sacristán, en línea, dijo que a Salamanca no se viene, se peregrina. No le digo que lo mejore, solo que lo iguale. Con ambas citas me quedo. El Monterrey, lánguido en los últimos tiempos, va camino de convertirse en garaje por abajo y viviendas por arriba, en una nueva etapa de su vida, quizá como metáfora de esa nueva Salamanca que esperamos tras la pandemia.

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