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Siempre esbozo una sonrisa cuando me hablan de los periódicos en los que trabajo y mencionan lo conservadores que son con cierto retintín. Así como ... entre el desprecio y el recochineo, los que se sienten por encima de sus páginas, insisten en que me costará escribir de lo que quiero y que seguro que tengo quien me vaya marcando el camino. Pues, verán, ayer mismo publiqué en La Razón una entrevista a Berna González Harbour, con motivo de su última y estupenda novela, El sueño de La razón. Berna, además de escritora es jefa de sociedad de El País, así que temí que alguien pudiera hacerme algún comentario en el periódico. Sin embargo nadie me dijo nada ni, desde luego, evitó que se publicara la entrevista. Recuerdo otro caso, hace tiempo en el que una entrevistada de postín –de la que me ahorraré el nombre- me amenazó con retirarnos su amistad a mí y al periódico si publicaba una entrevista que había hecho con su consentimiento, pero no le venía bien que se publicara porque había pactado otra en otro lado. Yo me indigné y concluí que la publicaría igualmente, pero, claro, dada su influencia y renombre, pregunté a mis jefes. No dudaron: la entrevista saldría como estaba previsto. Y aquí, en La Gaceta de Salamanca, donde, además escribo de todo, pero tantas veces de política, me han llamado al orden, ministros –y ministras- y gentes de mucha relevancia de todos los ámbitos, porque mis artículos son contundentes y cañeros, pero jamás, jamás, los responsables de este periódico. Debo decir que yo, en alguna ocasión, he pensado en frenarme al dar mi opinión sobre algún asunto comprometido, en este o en aquel diario, porque si algo creo es que se deben respetar las líneas editoriales; pero es que, al preguntar, en ambos me han dicho lo mismo: es tu opinión y eso es lo que tiene que quedar. Por algunas confesiones de otros compañeros en otros medios, tengo mis dudas de si en otras publicaciones menos “conservadoras” actúan de la misma manera. Si son capaces de celebrar los méritos de determinados colegas que trabajan en páginas ajenas, si resisten una opinión del todo contraria y si impulsan la pluralidad con voces diversas por mucho que tengan poco o nada que ver con su discurso en distintos temas. Yo me siento muy afortunada y como ayer, al ver mi entrevista, hubo colegas sorprendidos, nada como homenajear a los dos periódicos donde escribo desde hace tanto y celebrar que su conservadurismo no les impida querer escuchar las voces diferentes. Eso es periodismo. Y democracia. Y buen hacer. Muchas gracias.

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lagacetadesalamanca Los conservadores