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Cada vez son más las comunidades que deciden cerrar los clubes de alterne para evitar contagios indetectables. Porque sí, claro, puede que las mujeres que ... ejercen la prostitución en ellos, en el caso de que enfermen, cuenten, si se lo preguntan al atenderlas, cuándo y dónde se infectaron; pero difícilmente podrán referir con quién. Los puteros son anónimos. En los propios clubes y más aún en sus casas, donde generalmente no saben que lo son. Si ahora mismo en distintos lugares de veraneo, hay familias que esconden casos de coronavirus para poder seguir yendo a la playa aun contagiando ¿cómo no lo van a hacer los compradores de carne humana, cuando lo habitual es que luego tengan otra vida, intachable, donde nadie sospecha de su doble vida? ¿Acaso alguien piensa que, en el caso de necesitar ayuda, confesarán dónde se contagiaron? Como siempre, las mujeres, esclavas o no, pero casi siempre esclavas, se llevan la peor parte. ¿Qué harán ellas sin puteros, pero con proxenetas? Ver cómo aumenta su deuda a la que se le añade el precio de la habitación en la que viven, la comida con que se alimentan, la ropa con la que se visten y las necesidades básicas de cada día, sin que puedan contrarrestarla ni con un euro conseguido a través de su tan aborrecida como imprescindible tarea. Si no se encuentra el camino y no se toman las medidas pertinentes, es muy posible que las propias mujeres dejen de contar su mal y sigan ocupándose con puteros, aunque se sientan febriles o hayan perdido el olfato y el gusto (que en su caso debe de ser un regalo en vez de una maldición). Porque el coronavirus puede matar, ya lo hemos visto. Pero también de hambre. Y las mujeres de los prostíbulos, que supuestamente iban a poder recibir las ayudas del Gobierno, se encuentran con muchas dificultades para recibirlas. Ahora la ministra Montero asegura que se seguirán habilitando los recursos habitacionales y de atención sociosanitaria que se pusieron en marcha para ellas durante el estado de alarma. Y una, que celebra que realmente el Gobierno se tome en serio de una vez esta bochornosa lacra se pregunta ¿de verdad ha tenido que llegar la COVID 19 para que alguien se plantee, en serio, echar el cierre a los puticlubs? ¿Era necesario un coronavirus para que se dieran cuenta de que la mayor parte de las mujeres que “trabajan” en ellos no lo hacen por propia voluntad y que hasta en los casos en los que hay voluntariedad hay explotación?
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