Los “capillitas”

Y ahí están los “capillitas”. Lejos de pretender que sea un término despectivo, me parece que ellos mismos hablan en estos términos. Son gente que viven por y para la Semana Santa. Gente que no sólo lo entienden, sino que lo viven, que su día a día se establece en función de estas celebraciones. Gente que pasa casi un año esperando que lleguen estas fechas. Que ponen su fe, su ilusión, sus ganas de hacer las cosas bien. Son “capillitas”, son personas que creen, que apuestan por su forma de pensar, y dejan de lado el qué dirán, o lo que diga el de al lado.

Lo curioso es que ahora, justo ahora, en el momento en el que tenemos que decidir y apostar por la persona que va a dirigir el Gobierno de España, estos “capillitas” se encuentran ninguneados, dejados de lado, sabiendo que el peso que tienen, o que deberían tener, a la hora de buscar una idea de plural para formar Gobierno, les pone un estigma por ser políticamente incorrectos. Los “capillitas” son así, son los mayores partícipes de todas las actividades de sus cofradías, hermandades o todo lo que tenga que ver con la celebración de sus creencias en estas fechas. Los “capillitas” son sinceros, directos, orgullosos de lo que piensan, creen y defienden. Son los que en estas fechas dan un paso adelante, ponen los intereses propios en pausa y dejan de lado el qué dirán los ajenos a sus creencias.

La Semana Santa implica unas fechas, unas celebraciones que socialmente tenemos aceptadas. Unas fechas que compartimos por inercia, sin pensar, sin darle importancia. No conozco a nadie que no tenga la religión católica como parte de su vida que reniegue de estos días festivos. Ante los “capillitas” puede que haya aspectos en los que no estés de acuerdo con ellos, pero estos días les sobra la coherencia.