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INTRAFAMILIAR, ordenada e inteligente. He ahí tres de los más creativos y sugerentes adjetivos que el señor Juan García-Gallardo, líder de Vox en Castilla ... y León, le ha colado a su nueva pareja de baile, el futuro presidente, Alfonso Fernández Mañueco, en la nueva hoja de ruta del próximo gobierno autonómico. Sospecho que aprovechando algún despiste o descuido que entretendría al señor Mañueco mientras repartía las conserjerías (éstas tres para mí, ésta para ti), o mientras miraba distraídamente el móvil, por si de pronto entraba ese whasapp del nuevo jefe del PP nacional, Alberto Nuñez Feijóo, ordenando en un postrero ataque de higiene democrática, abortar la operación.
Natural que Mañueco se hiciese un poco de lío cuando le preguntaban por este particular en la rueda de prensa posterior, intentando clarificar el significado de estos nuevos calificativos colocados tan traicioneramente minando las líneas programáticas del nuevo gobierno. Y natural también que comenzase a balbucear como un estudiante que no preparó con la diligencia pertinente la materia ante el riguroso tribunal de periodistas que lo examinaban.
El atributo “intrafamiliar” se lo ha colado nada menos que al lado del vocablo “violencia” borrando con disimulo “contra la mujer” o “de género” que aparecían con anterioridad. “Ordenada”, por su parte, se lo ha deslizado estratégicamente junto a la palabra “inmigración” como una sombra que permanecerá al acecho mientras masajea la porra reglamentaria como un diligente antidisturbios. E “inteligente” se lo ha cosido al término “fiscalidad” para advertirnos a todos que esa necesidad legislativa de recaudar impuestos proporcionales y progresivos de modo que el que más tiene más contribuya pudiera ser solidaria, pero es de torpes y zopencos. Qué espabilado el señor García-Gallardo. Parece tan astuto y raudo adjudicando el adjetivo más decisivo como borrando tuits machistas o xenófobos dos minutos antes de ser propuesto como candidato a unas elecciones.
A consecuencia de ello, duerme estos días Alfonso Fernández Mañueco con una buena colección de reveladores epítetos atascados en el gaznate y lo que es peor, con el convencimiento de que cuando vaya consiguiendo deglutirlos van a procurarle pesadísimas y dificultosas digestiones que le supondrán al menos durante algún tiempo, noches ingratas con episodios de insomnio, espasmos y calambres en el estómago. O bueno, eso nos gustaría pensar.
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