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Lo mismo llegados a este punto, convendría preguntarse si son tan injustas y caprichosas como asegura el consejero González-Quiñones las razones del Gobierno para ... defender que el lobo deje de ser el trofeo preferido de nuestros cazadores o si por casualidad no estaremos cayendo en la caricatura de los hermanos Grimm que dibujaba a este noble, hermoso e inteligente animal como la más feroz alimaña que puebla nuestros montes. Y también, claro, si no existirán por casualidad fórmulas efectivas de coexistencia del lobo y la ganadería antes de empezar a saltarnos la ley a la torera fomentando ilegalmente su extinción, como hace unos meses hacía el gobierno de Cantabria.
Lo digo porque últimamente la autoridad regional parece más empeñada en seguir la corriente fácil de apuntarse electoralmente los dolorosos pero puntuales ataques al ganado que en ocultar lo que la ciencia viene demostrando desde hace tiempo: que el lobo es una de nuestras especies clave para respetar el equilibrio de nuestro ecosistema. Lo es también en la regulación de enfermedades a través de la reducción de la densidad de los animales enfermos y de especies vectores de la enfermedad. Como también ayuda al aumento de la producción agrícola y a la regeneración vegetal mediante el control de especies herbívoras silvestres que dañan cultivos y en la eliminación de la carroña y otras especies que pueden suponer una amenaza a los humanos. ¿Recuerdan esos jabalíes tan presentes en accidentes de carretera o incluso en algún barrio de la capital?
Mucho me temo que más ganaríamos si el señor consejero en vez de irse pertrechando de cartuchos y escopeta, se pusiera como le vienen pidiendo desde Europa y otros países más cuidadosos con nuestro medio ambiente (lo sucedido en la Sierra de la Culebra no es un hecho aislado), a luchar por la coexistencia de la supervivencia del lobo y de la ganadería aunque eso le resulte menos divertido que las cacerías. Para ello deberá ponerse a trabajar en programas integrales y duraderos de asesoramiento y ayuda a los ganaderos que incluyan entre otros asuntos materias como otorgar líneas de financiación justas y a tiempo para la instalación y construcción de cercados fijos (vallados o pastores eléctricos), reconocimiento legal de los mastines como animales de trabajo, pagos de lucro cesante o impuestos al turismo lobero que revierta en los propios ganaderos.
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