Secciones
Destacamos
El pasado 29 de marzo se publicó en el BOE el Real Decreto por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de ... la Educación Secundaria Obligatoria, y el 6 de abril las de Bachillerato. Es mucho y muy denso el intríngulis que se recoge en las casi 600 páginas contadas y sobre las que pasé como el sol por el cristal, sin romperlo ni mancharlo. Neopedagogos habrá que me sepan explicar el meollo competencial de tan farragosa redacción. Como los hijos no son de los padres —ya nos lo recordó la ilustre predecesora y, a su vez, alumbradora de otra ley de parecido jaez— el asunto no me preocupa. Sí les preocupa, en cambio, a algunos amigos míos que buscan colegios en el extranjero donde puedan educar a sus hijos sin las rémoras que el denso texto legal augura. Como son gentes de posibles, pueden rascarse la faltriquera y ponerles a sus vástagos el pan bajo el brazo.
Por deformación profesional, me he fijado en la parte de las Humanidades. Barrunto que el conocimiento de la Historia será fragmentado, acotado y, por lo tanto, susceptible de manipulación ideológica al margen de todo análisis científico. Salvo que se adobe con un sesgo machista. En tal caso, resultará interesante ver cómo se aplica la perspectiva de género a la gesta de Viriato, por ejemplo, un caudillo lusitano que lideró la resistencia frente al romano invasor. Tal vez el heroico guerrero defendiera en su tribu el heteropatriarcado lusitano-zamorano y, precisamente por ello, lo vendieron sus generales, aquellos adalides de la igualdad que al ir a cobrar recibieron una agria respuesta: “Roma no paga traidores”. No parece, creo yo, que Viriato fuera paladín de los valores ecosociales, animalistas y feministas.
La Historia ya ni siquiera es ortodoxamente marxista (¿dónde ha quedado el materialismo histórico?), sino teleológica, dados los fines doctrinarios que persigue, manipulable, con sentido estocástico y socioafectivo (palabros ambos del texto legal aplicados a determinadas competencias científicas). Deberíamos, pues, avergonzarnos de haber leído a Marta Harnecker cuando éramos progres. Otro pecado de juventud del que habremos de dar cuenta.
La Filosofía se mantiene, contra lo que digan algunos filósofos obcecados y negacionistas de la sabiduría emanada del BOE. Eso sí, un tanto descafeinada y edulcorada, porque no es bueno que a ciertas edades los púberes preadolescentes se acostumbren a pensar. Si no piensan los redactores de la ley de la Alegría, ¿cómo se va a permitir que razonen los filósofos de a pie? Una cicuta para ellos, anclados en sofismos, abducidos por el tomismo y el enciclopedismo. Más Prozak y menos Platón. Más deporte y menos latín, como defendía el egabrense Solís Ruiz, sonrisa del régimen (franquista). En fin, otra ley efímera que dará paso a la siguiente.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Román Álvarez. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.