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Gracias al paso a la Fase 1, solicitado por Casado y Mañueco, y pedido por todos, se abre por fin un panorama de terrazas ... y pinchos; visita –si el coche parado desde hace semanas responde—al cható, cuya descuidada hierba selvática alojará lo que no quiero pensar de diversidad biológica, para conmemorar su día este viernes; encuentros con numerusclausus familiares y de amigos en casa o fuera... Sé que no es todo lo que hacíamos antes, pero algo es algo. Y lo que nos ha costado llegar hasta aquí. Ya estaba dispuesto a la rogativa y a reclamar con cacerolada la salida de los santos a las calles, con mascarilla, si era preciso, pero otra semana en la Fase 0 Plus me parecía insoportable. Aunque vuelva la ORA a nuestros bolsillos, que hay cosas en la “nueva normalidad” que uno ve que no van a cambiar.
Así pues, el lunes, si todo sale bien, como proclama uno de los lemas de esta pandemia, veremos colmadas algunas de las aspiraciones rumiadas estas semanas de un confinamiento como el de Fray Luis de León. Será 25 de mayo, Día del Orgullo Friki, que algunos han cultivado estos días como entretenimiento, afán de protagonismo audiovisual o salida liberadora. Calderón de la Barca, que nació el 25 de mayo de 1681, dejó escrito que la vida es frenesí, y a ello vamos, pero encorsetados por las ballenas de la fase 1. Luce la parra rectoral de la calle Calderón de la Barca hojas tiernas y apuntan ya algunos frutos, y la calle donde vivió, que hoy es Ancha y hace tiempo portal hacia la perdición, se ha peatonalizado para satisfacer así esa necesidad de caminar que nos ha entrado como otro virus y que quizá atenúe, como una vacuna, el regreso de las terrazas, cuyo encaje intentan Carlos García Carbayo, alcalde, y Álvaro Juanes, presidente de los hosteleros, mientras el jefe de la Policía Local, José Manuel Fernández, Jota, afila el lápiz y dispone la libreta por si fuera preciso. Es tal el ansia por alcanzar una terraza, que la palabra forma parte del diccionario pandémico como símbolo liberador. La desescalada que vivimos es escalada en reservas turísticas, que alcanza, de momento, el 25% en el mes de septiembre, según Fernando Castaño. Nos queda lejos septiembre, cuando asome el otoño y un repunte del virus nos vuelva a encerrar en casa. Castaño, el concejal de Turismo, es optimista, pero no quiere hablar de las ferias de septiembre; desde Semana Santa las procesiones van por dentro. Solo por dentro. También la de María Auxiliadora, que era por estas fechas, cuando los colegios salesianos se vestían de fiesta y había fuegos artificiales. Pues ya ve usted dónde estamos.
Sí, caminamos como si no hubiera un mañana, que lo hay, y un Forrest Gump nos hubiera poseído. La orilla entre puentes es a las ocho de la tarde una locura. Los ciclistas esquivan peatones y estos esquivan a peatones y ciclistas en un slalom frenético donde se confunden la acera, carril bici, arcén y espacios con hierba. Andar por las calles peatonalizadas en el centro y sin terrazas, aún, da cierta sensación de estar ocupando un espacio que no nos corresponde y caminamos con el temor de que un vehículo salga de la nada y nos embista. Algunos han caminado estos días el equivalente a un Camino de Santiago, por donde crece la hierba y la diversidad biológica por la ausencia de peregrinos. Caminamos hacia la Fase 1 recordando qué afortunado es el hombre que tiene tiempo para esperar. La frase también es de Calderón.
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