Borrar

Desde hace unos días, Manuel se despierta con lágrimas negras en sus ojos. Incluso durante la mañana, de forma involuntaria, ese surco de agua, sal ... y ceniza regresa a su agrietado rostro, el que evidencia con orgullo sus 85 años, todos los que ha pasado en su pueblo de la sierra de Ávila. Manuel no puede evitar la invasión de una tristeza infinita al contemplar cómo su particular paraíso terrenal es ahora un desierto ennegrecido, en el que humean rescoldos calientes del que ya es, oficialmente, el peor incendio de la historia en Castilla y León.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Roberto Mayado. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Lágrimas negras