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EN la Nochebuena de 1914, soldados alemanes y británicos salieron de sus trincheras para celebrar una espontánea e insólita tregua. Compartieron comida y villancicos, jugaron ... al fútbol sobre el embarrado campo de batalla e intercambiaron recuerdos. Juntos, también, enterraron a sus muertos y rezaron por ellos. Nadie quería seguir con una guerra que se prolongó cuatro años más, pero a muchos dirigentes les interesaba seguir con esa carnicería. Aún quedaban posiciones que ocupar y medallas que ganar en esos Senderos de gloria que Kubrick filmó y que en España no pudimos ver hasta 1986.

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lagacetadesalamanca La tregua de Navidad