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El último día escribí que no sabía a quién detestaba más, si al de izquierdas que va de progre y feminista, pero acosa tenazmente señoras, ... o al santurrón que tras comulgar se dedica obstinadamente a enriquecerse mediante comisiones ilícitas. Ya lo sé. Ni a uno ni a otro: detesto al idiota, porque los malvados descansan a ratos, pero el imbécil lo es incansablemente. Dentro de esa categoría está el “tonto útil”, el ltibio, que tolera tanto, es tan condescendiente, que se traga - incluso aplaude -, las golfadas de algunos caraduras. Suele ser gentita que entra en el estercolero de las redes sociales, ¡quita pallá!, se come las cacas de la izquierda, pero se escandaliza por las críticas que reciban (so pretexto de que hay mala baba). Lo que uno no traga es que los progres de caviar, los apóstoles del comunismo, y personajes semejantes, nos vayan a hacer más libres, más cultos, más honestos... Dos perlas: un Sánchez Mato, que vino al festejo de Villalar (dejando como concejal de Madrid un Pleno), llegó a decir que al terrorismo yihadista se le derrota ¡con amor!; y Pepe Bono, como ministro de Defensa, que prefería que lo mataran a matar. ¿Pero cuántos gilipollas hay?

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lagacetadesalamanca La tontuna útil