Borrar

El ADN de la vida está compuesto por “hélices” de momentos, no le demos más vueltas y quememos todos los libros de estúpidas y falsas “ ... autoayudas”... Y un lugar adecuado, un mantel blanco, y la compañía perfecta es el marco ideal para uno de esos momentos de esplendor casi, casi impresionista dada la luz que suele acompañarlos... Y algunos de esos momentos yo los encuentro en la terraza de uno de mis restaurantes favoritos de Madrid, “Cañadío”, en Conde de Peñalver, casualmente justo a espaldas de la calle Alcántara que marcó mi vida y mi devenir... En esa terraza soy feliz y lo soy más allá de mi particular Efecto Mariposa y del color perfecto de una copa de vino blanco; lo soy porque la terraza de “Cañadío” es una burbuja (ah, olvidé decirles que el ADN de la vida son hélices de momentos... y burbujas) entre el tráfico de Madrid y el ajetreo de los viandantes... Porque los momentos y las burbujas necesitan de nuestra inquietud personal, pero también de quienes trabajan, de quienes trabajamos para los demás, de quienes buscamos la felicidad del prójimo porque sí, no digamos si el prójimo es ese lujo llamado cliente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Juan Carlos García Regalado. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca La terraza de Cañadío