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COMO suele ocurrir al llegar agosto, también este año se les ha preguntado a los personajes públicos qué libros recomiendan para leer en vacaciones y ... así el 1 de agosto el suplemento Negocios de El País recogió las recomendaciones de un grupo de personas acerca de las lecturas. Pues bien, las mujeres gubernamentales consultadas respondieron así a la encuesta: Nadia Calviño, vicepresidenta primera, recomendó El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, se inclinó por Hammet, de Maggie O’Farrell. María Jesús Montero, la licenciada en Medicina que dirige el Ministerio de Hacienda y Función Pública, animó a leer El valor de las cosas, de Mariana Mazzucato; por su parte, Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, recomendó La mitad evanescente, de la afroamericana Britt Bennett, y Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica, también se inclinó, como Nadia Calviño, por el libro de Irene Vallejo.
Fuera del Gobierno, Ana Botín se inclinó por Cómo evitar el desastre climático, de Bill Gates. ¿Por qué? “Porque Gates es uno de los mayores promotores de la lucha contra el cambio climático y este libro es un manifiesto a favor del desarrollo sostenible. Todos debemos asumir el coste a corto plazo –que no será pequeño- para obtener una gran recompensa a largo”, concluía la banquera, que no explicó cuánto será el coste que ella está dispuesta a asumir personalmente de esos cambios a favor del clima.
Pero no van hoy por ahí mis reflexiones sino que invito al lector a que relea lo anteriormente escrito acerca de las recomendaciones lectoras de las chicas de Sánchez para que vea que todas sin excepción recomiendan leer libros escritos exclusivamente por mujeres. Y no digo que esas escritoras no merezcan ser leídas, lo que sí digo es que hay varones tan buenos o mejores que las escritoras recomendadas. ¿Cómo es posible que de estas ministras y ocupantes de altos puestos políticos ni una sola de ellas haya elegido a un escritor varón para recomendar su lectura? Lo diré en pocas palabras: porque el sectarismo feminista ha invadido sus cerebros y en el fondo se han creído que las mujeres son en todo –también en la literatura- superiores a los hombres. Y yo me pregunto: ¿incluso jugando al ajedrez?
Pues bien, por ese camino anti igualitario las mujeres hiperfeministas que nos invaden sólo construirán una secta, una religión intransigente que nunca conducirá a la igualdad real entre varones y mujeres.
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