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Traición, deslealtad, venganza, despecho, mentira, revancha... lo del campanazo electoral en Castilla y León tiene más ingredientes de un drama shakespeariano o de un barato ... culebrón de sobremesa que de confrontación política. Y a las cuitas de unos y otros tenemos que añadir una pandemia que no cede y que está convirtiendo estas fiestas en una secuela de la Pesadilla de Tim Burton.
Algo del enrevesado director americano podría tener la actual fotografía de la política regional, desenfocada desde el lunes 20, cuando Mañueco activó el botón rojo, y vaya si lo activó. 8.5 en lectura Richter. A su anterior compañero de gobierno, mesa, mantel y jarrón con flores, el señor Igea, le llegó como un directo a la mandíbula. KO en el asalto cero. No se esperaban en Ciudadanos una maniobra vestida de traición y deslealtad, se fiaban de Mañueco, más bien, se fiaban de su habitual conservadurismo, pero desdeñaron lo aprendido en tantos años de bregas internas en el PP. Lo saben bien los que están dentro.
Así que ahora ejerce Igea de Pablo de Tarso, convertido sin caballo, sermoneando sobre las mentiras del PP y pregonando la ‘parábola del buen político’, investido además como candidato, lo que le da derecho a ocupar uno de los tres atriles de los dos debates electorales, que, por ley, tendrán que celebrarse durante la campaña. Antes de que Ciudadanos pueda ser borrado del mapa político de la comunidad, el médico palentino tendrá su momento Hamlet, aunque él sea más del Mercader de Venecia. Difícil tarea la suya la de convencer a unos electores que, en parte, le apoyaron en los últimos comicios por su discurso de cambio, y hacerlo atacando al partido al que entregó la presidencia de la Junta.
Enfrente va a encontrarse a un Mañueco que no va a moverse un milímetro del consabido relato: la amenaza de la moción de censura, el No es No a Pedro Sánchez (sea lo que sea) y darle la oportunidad a los castellanos y leoneses para que decidan su futuro en las urnas. Sobre estos tres pivotes, trufados con algunos anuncios, girará el discurso con el que el PP quiere darle la patada a Ciudadanos sin tener que entregarse a VOX, al menos, no en cuerpo y alma.
Mientras, en el PSOE, con el cubo XXL de palomitas en la mano, se han entregado a ese noble y castellano refrán de “a río revuelto...” No es momento de hacer mucho ruido entre los socialistas. Ya les llegará el momento. Ahora toca soltar cariños, como el lanzado a los partidos mal etiquetados como España Vaciada, mientras el PP los equipara a Bildu por ser “muletas del Sanchismo” y habla de “nacionalismos de provincia”, Tudanca les tiende la mano en un escenario postelectoral en el que a Mañueco le hayan fallado las cábalas. Sin saber la duración ni alcance de la sexta ola, son tantas las incertidumbres y variables de este escenario electoral que la próxima será ‘la madre de todas las campañas’.
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