La libreta de Santonja

La primera es decirle que si bien es cierto que tiene razón cuando argumenta que el FACYL, tal y como se venía planteando, parecía no saber a dónde se dirigía, tampoco parece la idea más oportuna suspender el festejo durante todo un año para repensar su espíritu y su filosofía y asestarle la escabechina de mala manera.

Son muchos meses los que lleva usted de apoderado en esta plaza para seguir toreándonos y agarrarse a la excusa de la falta de tiempo para ir lidiando con las líneas maestras de lo que un intelectual implicado con la cultura debería saber.

La cultura es tan apremiante como el pan nuestro de cada día. Seguro que recordará aquel famoso discurso de Lorca, tan profundamente apasionado por la tauromaquia como usted, en la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal en Fuente Vaqueros: “No solo de pan vive el hombre -aseguraba el poeta-. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría pan; sino que pediría medio pan y un libro.

Yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos”.

Cambiando de tercio, si la razón de tanta dilación es la de nombrar a un director famosísimo para hacerse cargo del festival, sería bueno que tuviera en cuenta que precisamente ese era uno de los problemas.

Confiarlo todo a un señor de fuera tal vez muy prestigioso en su faceta como artista y al que se le concedía un generosísimo sueldo pero que a la hora de la verdad era un absoluto desastre gestionando culturalmente un importantísimo presupuesto (aunque bien lejos de los 610.000 eurazos que tiene presupuestados para ensalzar la tauromaquia) y que por tanto parecía más perdido que un torero al otro lado del telón de acero que cantaría Sabina, por cierto, otro fan, como usted, del José Tomás.