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HOY no es viernes cualquiera. Porque hoy ha empezado un escalón más en las medidas que Mañueco ha decidido imponer a nuestra ciudad. Parece mentira ... que él, que fue alcalde de Salamanca, demuestre desconocer tan profundamente el funcionamiento de la misma.
Pero, si ahora que ya te has dado cuenta de que no es un día cualquiera, imagínate para mí que encima hoy era mi momento de celebrar mis 41 años de ancianidad. Y mi plan no era diferente de lo que tú mismo harías, salir a comer visitando a la gran Pauli, y luego tomar algo con mis amigos, sin que se alargara porque ahora parece que los que mandan son la familia Telerín y a las diez nos mandan a la cama.
Yo es que de verdad que hay cosas que no entiendo. Dos sobre todo, por un lado no entiendo que me quiten mi derecho a elegir, que me pastoreen como si fuera parte de un rebaño. Porque yo tengo amigos que no se sienten cómodos acudiendo a locales, a menos que sea en la terraza, y es lícito y lógico ¿pero por qué ahora no puedo hacerlo? En un bar, con las medidas de precaución pertinentes, ya no podemos estar, pero eso sí, podemos meternos 50 personas en un autobús urbano. No lo entiendo.
Y tampoco entiendo que a todos aquellos que se les ha obligado a cerrar no se les haya concedido ayudas para superar el perjuicio que les va a suponer. Ojo que digo que se les vayan a conceder, que ya veremos, digo que se les hayan concedido desde el mismo momento en el que se les obliga a cerrar lo que es su forma de vida. Porque además, que nadie se olvide, que el sector hostelero trabaja con productos perecederos, simplemente hay que pensar la cantidad de barriles de cerveza que se van a tener que tirar y eso, eso es dinero oiga.
Se me cae el ama al suelo de pensar en mi amigo Nacho, en Fer, en Nico, en Amparo y tantos y tantos otros que tienen que seguir tirando para adelante con gente que lo único que hacen es ponerles palos en las ruedas. Pero luego llegará tiempo de elecciones, y veremos, como siempre, a los políticos, los mismos que les han obligado a cerrar, acudir a estos bares (con fotógrafo por supuesto) para dar una imagen de buenismo y simpatía. Espero que entonces, cuando esto pase, en las urnas se encuentren con aquello de “contigo no bicho”.
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