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Escribo recién comenzada la Cuaresma. A pocos días de que la ceniza nos haya recordado que del polvo venimos y en polvo nos convertiremos. Pero ... hasta que la vida nos mantenga los ojos abiertos y mientras llega el momento, nuestra voz habrá de hacerse oír para hablar, no solo de lo más hermoso de las flores, sino también de la brutalidad de los monstruos que amenazan la Tierra. Putin es esa bestia sin alma del siglo XXI cuyo solo nombre se hace una sacudida de dolor y miedo, inenarrables. ¡Qué difícil se hace sostener sin llanto las imágenes o las noticias de esta guerra! Los corredores humanitarios se han hecho un tristísimo éxodo de hombres, mujeres y niños que huyen de la impiedad del monstruo, hacia una libertad, fuera de su casa y de su tierra. Sí, sé que hablamos de desesperación desde el bienestar de la distancia. Pero sé también que la situación de Ucrania nos ha roto por dentro. Aunque nosotros no tengamos que meter aprisa un poco de nuestra vida en una mochila, y salir huyendo.

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lagacetadesalamanca La impiedad del monstruo