Secciones
Destacamos
En “La Divina Comedia” Dante escribió que “una gran llama sigue a una pequeña chispa”. La cita he vuelto a leerla en el encabezamiento ... de “En llamas”, de Richard Wrangham, libro dedicado a explicar cómo la cocina nos hizo humanos, algo que ya desarrolló Faustino Cordón en su imprescindible “Cocinar hizo al hombre”. El capítulo que abre la cita dantesca cuenta el viaje del cocinero desde lo crudo a la casualidad de una carne caída en las brasas hasta el conocimiento que hoy adquieren los aprendices en escuelas como la “Fonda Vera Cruz”, que ayer despidió a su última promoción. La siguiente lo hará en el “Rodríguez Fabrés”. Han sido casi veinticinco años de formación en las ramas más importantes de la Hostelería de las que han salido talentos extraordinarios. El servicio de la “Fonda” estos años ha sido impagable. Hay que darle las gracias. Estaba muy justificada la emoción en los “clásicos”: José Manuel Sánchez Feito, Sonia de la Cruz, Lidia Arrieta, Carolina Cardoso, Antonio Gutiérrez... Sonia, Carolina y Antonio estuvieron en el comienzo de todo, cuando tenían veinticinco años menos. Recuerdo de aquellos días a Tasio hablando de coctelería y a Fausto, el “Diablo”, de vinos, o a Víctor Salvador, de alta cocina, a los que siguieron otros como Víctor Iglesias. Todos querían ser Chez Víctor antes de aspirar a Bullis o Berasateguis o Diverxos, con su cresta y su Pedroche, aunque todos acabaron por ser ellos mismos, aquí o muy lejos. Terminaron por encontrar su lugar en el mundo de la hostelería, entre fogones, copas, bandejas, camas, folletos turísticos... Igual que Salamanca ha encontrado el suyo después de décadas de peregrinación por fondas y tabernas, que se hicieron hoteles y restaurantes... convertidos en la actualidad en hoteles y restaurantes de diseño, gastro bares y una coctelería que dejaría sin habla a los maestros del bar del Gran Hotel en sus tiempos de esplendor.
Los cuarenta que se graduaron ayer también serán maestros en lo suyo: tienen la obligación de serlo después de la formación recibida, y en ese marco lleno de historia. Un caserón del siglo XIX que conocí casi en la ruina total, más allá de la decadencia, repleto de fantasmas y relatos tenebrosos. Casa de estudiantes y no estudiantes. Expropiada en 1985, arreglada y reabierta en noviembre de 1994 como escuela de hostelería adscrita al instituto de la Vaguada de la Palma. Vecina de la Puerta del Río, por donde entraban los carros llenos de trigo para los colegios, escribió nuestro José Sánchez Rojas en su “Sensaciones de Salamanca”. Enfrente de la Fonda estuvo el “Bullón” con sus “manchadas” y su máquina de discos. Era un barrio feo, pobre y raro, poco recomendable: la gente “normal” no iba por las tardes más allá del Corrillo. Lo cuenta muy bien Jesús Málaga, que fue alcalde. El alcalde Fernández Mañueco firmó que la “Fonda” sea centro de recepción de turistas, seguramente necesario en una ciudad como Salamanca, que también precisa de una escuela de hostelería más grande, mejor dotada, más moderna... Hay que decir a los políticos que la cuiden, que consigan que Salamanca sea referencia en formación hostelera como lo es en turismo, antes de que también esto nos lo birlen. Además de líneas rojas, blinden servicios, que nunca se sabe. Cuidado con las chispas.
Mucha suerte a los nuevos graduados, que ya quedan tocados por la gracia de ser los últimos de la famosa y legendaria Fonda Vera Cruz, que ha contribuido a que la hostería local sea hoy una gran llama.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Santiago Juanes. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.