La fiel infantería
Miércoles, 8 de diciembre 2021, 04:00
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Miércoles, 8 de diciembre 2021, 04:00
NOS lo dijo en el campamento de “Montelareina”, a los caballeros aspirantes a alféreces de complemento, el teniente de Infantería Luis Pérez de Bulnes: “Desde ... cualquier puesto podréis servir a España”. Nunca lo olvidé, y lo he constatado en la brega de tantos años. Lo traigo hoy porque se celebra la Inmaculada Concepción, Patrona del Arma de Infantería. ¿Saben cómo empecé yo a servir a mi patria? Acaso en lo más útil que he hecho en toda mi vida, enseñar a leer y escribir a una docena de reclutas analfabetos, del Regimiento “Isabel la Católica 29” (La Coruña); enviar noticias a su lejana aldea; y – “escríbame una carta, mi alférez” -, mandar afecto a sus novias.
En el himno de Infantería se le promete a nuestra patria que “aún le queda la fiel infantería”. No me refiero solo al prestigioso Ejército Español, sino a los ciudadanos de “a pie”, a la masa de gente noble, trabajadora, honrada, que - sin uniforme -, constituyen legión; los del pardo deber, desde el jornalero al empresario, labriegos, ganaderos, transportistas, vendedores; miles de concejales de pequeños municipios, sin sueldo ni más pretensión que servir a su comunidad; víctimas del terrorismo; jubilados que contribuyeron a la reconstrucción del solar patrio, supervivientes de la guerra fratricida que supieron reconciliarse. Pienso, en fin, en la nutrida tropa sin más estandarte que el sentido común, que en los setenta protagonizó el himno oficioso de la transición a la democracia; en los ciudadanos de principios arraigados y aguerridos; en el pueblo, en suma, que anhelaba y alcanzó “libertad sin ira, libertad”.
En el 43 aniversario de la Constitución, hemos soportado el cinismo de una presidenta de las Cortes sectaria, dolida por sentencias que limitan los desmanes del gobierno, y cuyo partido no permitirá siquiera que los catalanes estudien en castellano; y el descaro de un presidente que se mantiene en el poder gracias a comunistas, separatistas catalanes, y vascos, unos que fueron terroristas, y otros que no renuncian al “reconocimiento de la nación vasca”. Un presidente, campeón de la impostura, con dos Sentencias del Tribunal Constitucional sobre la ilicitud de sus confinamientos y su secuestro de la soberanía popular, que se atreve a pedirnos que los demás cumplamos con la Carta Magna, mientras él negocia con quienes quieren romper España, acabar con la separación de poderes, y liquidar la Corona.
Sin alardes, exclamaciones, ni una innecesaria solemnidad, pero desde lo más profundo de mi ser, proclamo serena y firmemente, viva la Constitución, viva el Rey y viva España. Nuestra patria, que tendrá siempre a su fiel infantería, a quienes la servimos y defendemos a pie, pero integramos una mayoría que acabará reflejándose en las urnas. Sin ira, “con la épica nobleza castellana”.
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