La epifanía de los covidiotas
Jueves, 20 de agosto 2020, 05:00
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Jueves, 20 de agosto 2020, 05:00
El día de la Asunción de la Virgen, 15 de agosto, cayó en sábado. Es la solemnidad más celebrada en los pueblos de España. La ... web portalfiestas.com contabiliza hasta 1.197. Casi todos la han suspendido, reducido y pospuesto debido a la pandemia de la COVID-19 que, según las cifras oficiales, se nos ha llevado antes de tiempo –por ahora– a 28.670 seres queridos en nuestro país.
El domingo, día 16, le tocaba el turno a San Roque, un santo de existencia controvertida y leyenda conocida. Al bueno de San Roque se le atribuyen poderes milagrosos contra las epidemias. Parece ser que durante los años en que la peste arrasaba Europa era muy común sacar su imagen a pasear para proteger a los parroquianos de fe inquebrantable. Corría el año del Señor de 1347. No se había inventado la penicilina, todos creían que el Sol giraba alrededor de la Tierra y, por supuesto, que ésta era plana.
En 2020, siete siglos después, la madrileña plaza de Colón acogió el día de San Roque una manifestación de entre 2.500 y 3.000 terraplanistas del coronavirus.
Estos negacionistas rechazan la existencia del coronavirus en diferente grado. Para algunos no existe en absoluto y para otros puede existir, pero no con la gravedad que las autoridades sanitarias le confieren. En otros casos se acepta que el virus está ahí, pero se cree que ha sido fabricado con motivos geopolíticos. Los covidiotas se oponen al uso de mascarillas y a las medidas de confinamiento o a la distancia social como prevención. Niegan la validez de los test PCR y rechazan el desarrollo de las vacunas.
El movimiento no es nuevo. Bebe de corrientes anti sistema, pseudocientíficas, esotéricas, conspiracionistas y anti vacuna con décadas de historia. Sus propuestas no dejarían de ser una gilipollez con la que echar unas risas si no fueran tan peligrosas para la salud de todos.
Los verificadores desmentimos estos bulos de vez en cuando con la ayuda de los que saben, especialmente de médicos y científicos. No lo hacemos todos los días para evitar que sus estupideces lleguen a la gente que no había oído hablar de ellas. Ni de ellos.
Pese a que los terraplanistas del coronavirus insisten en su neutralidad, y en su rechazo a todos los partidos, hay intereses políticos que insuflan todo el oxígeno que pueden a la iniciativa. Algunos miembros del movimiento mezclan una crítica legítima y neutral -contra poderes públicos, farmacéuticas, corporaciones y medios de comunicación- con argumentos muy pegados a las protestas de la ultraderecha en Europa. Se aprovecha todo lo posible el malestar social para generar ira.
Ante los covidiotas no cabe sino ofrecer más información y más democracia. Si no, sólo habrá dos ganadores: los extremistas ignorantes y los traficantes del dolor ajeno.
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