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¿Quién no ha comenzado un año proponiéndose comer mejor? Este propósito forma a menudo parte de esa lista, espejo de nuestras debilidades, en la ... que depositamos futilmente la esperanza de renovación. Como si al arrancar la página del calendario pudiésemos desprendernos de nuestro yo de siempre y de sus hábitos adquirir una nueva fuerza de voluntad, procedente quizá de la espiral del tiempo y en la que apoyarnos para convertirnos en lo que nos gustaría ser, o al menos parecernos un poco más a ese idealizado concepto, ajeno a nosotros mismos.

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