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Cuando queremos referirnos a algo imposible de conseguir aprovechamos la manida frase de “la cuadratura del círculo”, que señala la imposibilidad de solucionar el problema ... geométrico con regla y compás.
En Salamanca existieron dos agrupaciones que resolvieron ellas solas el problema de la cuadratura del círculo yuxtaponiendo la figura del picudo cuadrado con la del sin aristas redondo, cohonestando algo tan contradictorio. De la primera da cuenta pormenorizada El Adelanto en marzo de 1890 hablando de la Tuna Estudiantina, que existía desde 1877 y adquiere impulso a partir del homenaje a Bretón en 1889 y el viaje de 13 días a Portugal, visitando Oporto y Coimbra en 1890, alojándose en el hotel Continental de esta ciudad. Desde siempre se dijo que: “Estudiante salmantino, tunante fino”.
Nos dice que en esta Tuna se ha resuelto el problema pues conviven un Cuadrado y un Redondo entre sus 55 componentes. “Yo en honor a la verdad, / diré que la gracia ésta / se le ocurrió al que en la orquesta / fue primera autoridad”. Se está refiriendo al presidente de la Tuna que era a la sazón don Arsenio Huebra, quien regía una Junta integrada por: José Paz como secretario, Lorenzo Rivas como Tesorero y el pianista Jesús de san Eustaquio como Director de la orquesta. En otra “Quisicosa”, quien les va a acompañar a Portugal, afirma: “No puedo decir los nombres / de los que vamos a una; / mas creo son pocos hombres / cincuenta para una Tuna”.
Sabemos los nombres de los solistas que fueron: los cantantes Ugaste, Arrupe y Zabalza y el joven violinista Eloy Andrés, luego director de la Rondalla “Los Hijos del Trabajo” y después de la Tuna Escolar que fue el nombre de esta Tuna Estudiantina a partir de 1907. Los días antes de la partida dan serenatas a todas las autoridades salmantinas, forma de recabar fondos para sufragar el viaje y así visitan al Obispo de la diócesis, fray Tomás de Cámara y Castro, al gobernador civil, don Carlos Groizard y Coronado, al alcalde, don Florencio Pollo Martín, a la madre de su director, Arsenio Huebra, a la Electricista Salmantina del Sr. Luna, al café Suizo, al de las Cuatro Estaciones, al Casino de la Unión y a otros muchos centros.
El 28 de febrero se le regaló al presidente una corona y una bandera de la Tuna y el viaje a Portugal fue apoteósico dando conciertos en el Palacio de Cristal de Oporto y en el gran teatro de don Luis y teatro del Príncipe Real en Coimbra.
El 24 de junio de 1930 llegó como jefe de los municipales don Cayetano Muñoz cuando la plantilla la componían: 1 jefe, 3 brigadas, 4 cabos, 10 guardias de primera, 2 ciclistas, 1 guardia intérprete de francés y 49 guardias de segunda. En estos años se dio la curiosa circunstancia –y no es broma- de que en la plantilla de la Guardia Municipal sus dos brigadas, pues el otro brigada, que era Antonio San Fructuoso ascendió a sub-jefe, se apellidaban uno Cuadrado y el otro Redondo. Rizando el rizo el primero se llamaba Pablo y el segundo Pedro y, por si era poco, el primero era de tez morena y el segundo de pelo blanco y el rostro casi albino.
Pedro Cuadrado Rodríguez se jubiló en diciembre de 1955, viviendo en el número 40 de la calle de la Rúa, donde tenía su despacho el notario don Aureliano Sánchez-Ferrero, quien había sido alcalde de Salamanca en 1928. Era portero de la finca el señor Esteban, “lacero” o “perrero” del Ayuntamiento y en las grandes ocasiones “macero”, revestido con las vistosas dalmáticas propiedad de la Diputación, haciendo pareja con el señor José María, el guardia intérprete de francés, también portero de otra finca número 40, la de la calle de Zamora donde vivía el notario de La Vellés, don Martín, hermano de don Aureliano. El señor José María era el padre de este “minucioso columnista” en apreciación de don Estella.
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