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La cicatriz del desastre

Miércoles, 4 de noviembre 2020, 04:00

Lo advierte el refranero: a perro flaco... Y hoy la flaqueza de nuestra hostelería es evidente y un destino más que atractivo para las pulgas. ... Alfonso Fernández Mañueco, con la solemnidad que requería el anuncio, ha decretado el cierre de la hostelería desde el viernes con la finalidad de detener el deterioro de nuestra salud por el Covid19. Esta vez no han sido Igea y Casado, el dúo dinámico de nuestra Sanidad, aunque estaban cerca, sino el propio presidente, porque la gravedad así lo requería, el que ha anunciado la medida, que quizá tenga su continuidad con el encierro en casa. Se verá en breve. Pero echo de menos, junto a estos avisos, medidas complementarias relacionadas con la atención médica, que parece que siempre es lo mismo: cerrojazo. Aunque esto es una impresión mía. También lo es la duda de qué se hará si esto tampoco funciona, como todo lo que se nos ha ido diciendo que hagamos y hemos hecho. Y todo señala que la cámara de la bicicleta ya no soporta más parches e igual hay que cambiarla. Hasta donde llega mi conocimiento, la hostelería que conozco se ha tomado en serio las medidas anunciadas, lo mismo que los centros comerciales. Entonces, ¿qué está ocurriendo? ¿Qué dicen los datos? ¿Qué más hay que hacer? ¿O estamos ante una frontera infinita?

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