
La capilla del Cristo de la Estafeta
José María Hernández Pérez y José María Pérez Hernández
Martes, 26 de febrero 2019, 14:04
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José María Hernández Pérez y José María Pérez Hernández
Martes, 26 de febrero 2019, 14:04
A partir de 1763 en que el servicio de postas, monopolizado por la familia Thurn und Taxis, establece el servicio con Salamanca tres veces por ... semana para el tránsito de viajeros y de mercancías, utilizando el sistema de relevos, la calle actual de Francisco de Vitoria pasó a ser la de la Estafeta, por haberse alojado en ella la Casa de Correos y Postas, donde paraban las diligencias, en un recodo o callejón sin salida denominado “Cerrada de san Isidro” que se encontraba a la izquierda yendo hacia la Catedral, una vez pasada la calle de la Fe.
Frente al citado callejón estaba situada la ermita-capilla de un Cristo que, por su ubicación, pasó a recibir el nombre de Cristo de la Estafeta y que por encontrarse próximo a las aulas de la Universidad era el lugar al que los estudiantes se acercaban a orar devotamente en tiempos de exámenes y a depositar en la ventana enrejada, con el cancel permanentemente abierto, sus deseos y promesas, expresados en billetes escritos. El Ayuntamiento pretendió el derribo de la ermita por ruina inminente en mayo de 1873 pero al oponerse el obispo fray Joaquín Lluch y Garriga se demoró algunos años, pero finalmente fue demolida.
En 1877 la imagen milagrosa del Cristo se colocó en la capilla de santa Ana de la parroquia de san Isidro, capilla que había sido edificada a expensas de don Juan de Almarza y en la cual reposaban los restos mortales del Corregidor perpetuo don Antonio Tamayo y Valdés y los de su esposa doña Inés de Alcántara. Para que los fieles pudieran contemplar la imagen desde el exterior se construyó una verja de hierro y los feligreses se encargaron de colocar ante el Cristo una luz que ardiera día y noche.
Desde tiempo inmemorial también los estudiantes rezaban ante la Virgen de los Remedios en la iglesia de san Julián, antes de pasar el examen de grado y “entrar en capilla”, que era la de santa Bárbara de la Catedral Vieja, para aprobar y no pasar por la afrenta de salir por la “puerta de los carros”. Como reminiscencia de aquellas plegarias estudiantiles, a mediados del siglo XX, se colocó en una hornacina vacía, en el chaflán sureste de la iglesia, una pequeña imagen de la Virgen sedente abrazando con la mano derecha a un niño y con la izquierda sujetando sobre el halda un libro. Se denominó a la citada imagen como “Virgen de la Escuela”, con un doble significado por cuanto fue regalo de la Escuela de Artes y Oficios, a instigación de su director don Inocencio Soriano Montagut, tallada por el alumno Jacinto Bustos Vasallo, salmantino nacido en Aldeanueva de Figueroa en 1922.
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