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Son días de expurgar el pensamiento para no caer en el pesimismo. Las desorbitadas cifras de fallecidos y el aislamiento, me llevan a una rumia ... peligrosísima de la situación y del silencio, cuyos riesgos se agigantan cuando las comparecencias de Sánchez (l’état c’est moi) y sus mentiras nos ponen a hacer penitencia. En algún momento he llegado a sentirme tan confundida como aquel del Romance de Lobos de Valle Inclán. Un hombre ebrio que, al volver de una feria, fue asaltado por un cortejo de demonios y almas del otro mundo que, arrastrando voces en agonía en la noche de los cipreses, le hicieron preguntarse: ¿Quién me habla? ¿Sois almas en pena, o sois hijos de puta?

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lagacetadesalamanca La burra