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La bolsa era de plástico azul, sin anagramas, de esas que dan en los mercadillos con las compras. La brisa de la Costa del Sol ... acababa de arrancársela al senegalés de las manos: un joven de cuerpo imponente, las piernas muy ágiles y largas, la piel muy negra, la sonrisa amable, blanquísima... Nada que envidiar a cualquiera de los modelos masculinos que publicitan las gotas concupiscentes de las colonias navideñas. Aunque estos obtengan mayor rentabilidad que el senegalés de la bolsa azul, a quien alguna patera puso a salvo en las costas españolas, donde debió comenzar a ganarse la vida vendiendo pulseritas y toallas de colores a las turistas tendidas al sol vacacional.

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lagacetadesalamanca La bolsa