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Tras algún tiempo un poco desaparecida en combate, ha vuelto Inés Arrimadas con nueva energía empuñando las viejas armas que en su día la convirtieron ... en la más temible pistolera del oeste. Aquella que lo mismo retaba a duelo al independentismo en pleno, que arreaba inesperados sopapos a los chicos de Iglesias, o se deshacía en gestos chulescos contra Sánchez en el Congreso. O que incluso se dedicaba a poner firmes a sus propios subalternos como Francisco Igea, al que nunca vimos tan humilde y replegado como frente a los rapapolvos que le dedicó su lideresa en alguna de sus visitas a Valladolid.

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