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Parece que sí, que algunos alumnos al llegar los últimos años de universidad, han asimilado con total satisfacción ciertas materias. Entre ellas, el maravilloso arte ... del eufemismo, tan esencial en el mundo de la política.
O eso parece, al ver cómo han aparecido este año en escena, saltándose todas las campañas y prohibiciones, asegurándonos a todos que lo que conocíamos como novatadas, es decir, humillar al recién llegado sometiéndolo a todo tipo de vejaciones, acosos y maltratos, frecuentemente sexistas y presididos por el consumo indiscriminado de alcohol, no existen o si existieran, se han reconvertido mediante unos ingeniosos malabares verbales en una auténtica obra de caridad, un precioso ejercicio altruista y solidario con el que dan la más calurosa bienvenida a sus imberbes compañeros. Efectivamente, se acabaron las novatadas para siempre. “Esta noche volveré tarde —dicen en casa los alumnos añejos— he quedado para participar en unos juegos de integración”.
Y resulta absolutamente admirable la manera con la que han engatusado a todo el personal localizando una maravillosa expresión que no sólo les quita cualquier responsabilidad sino que incluso los convierta en venerables santurrones. Atención al concepto, que supongo que habrá que patentarlo. No se trata ya de mostrarle al recién llegado quien es el rey del mambo, colocándole un embudo en la garganta para vaciarle medio litro de un dudoso licor de alta graduación sino de preocuparse porque los recién llegados hagan inmediatamente amigos y amigas, y se relacionen e integren curándoles en una sola jornada ese miedo a quedarse aislados en territorio hostil lejos de su querida familia y añorados amigos de siempre.
Más que condenar esta silvestre y malvada tradición, por tanto, parece que las autoridades académicas y las fuerzas de la policía deberían ir grabando todo lo que suceda pero no para abrir expedientes sino para condecorar a estos altruistas veteranos que estuvieron vistiendo a los novatos con bolsas de basura y arrojándoles pintura en lugares tan discretos como la Plaza Mayor.
Parece que durante los próximos años, en todas las facultades, se habilitarán listas de todos los alumnos recién matriculados solicitando formar parte de estos juegos de integración tan esenciales para ellos, temiendo que los veteranos no puedan atenderlos a todos como es debido.
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