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Ya sucedió el pasado mes de noviembre, cuando un misil cayó en territorio polaco, territorio OTAN, y el mundo entero mantuvo la respiración durante tensas ... horas en las que no sabíamos si había comenzado la Tercera Guerra Mundial o algún milagro podía todavía evitarla. Entonces fue el jefe de la CIA, William Burns, el que se presentó en Varsovia y habló con quien tenía que hablar para que oficialmente aquello fuera un misil ucraniano extraviado, no un misil ruso. Todos estuvimos convenientemente de acuerdo y la guerra siguió como si no tuviese que afectarnos necesariamente.

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