Jamón de Guijuelo

La evasiva respuesta parece que no dejó a todos satisfechos, pero sí al séquito de aduladores colegas que acompañaban al presidente y que seguro que no se fueron de la villa chacinera sin probar unas lonchitas de tan exquisito manjar. Y ya no digamos a los responsables de la industria cárnica de Guijuelo que agasajaban ese día al interpelado y que de pronto captaron cómo el jamón de Guijuelo, aparte de un plato ineludible de nuestra más alta gastronomía, también tenía su aquel como suculenta excusa para salir del paso ante la que se nos viene encima una vez que vayamos viendo cómo se las gasta ese partido que en un principio parecía que tomaba el Gobierno castellano y leonés ejerciendo el papel de comparsa pero que ahora vemos que realmente es quien ha tomado la sartén por el mango y comienza a marcar las líneas maestras del gobierno de la comunidad.

Evidentemente hoy es el jamón de Guijuelo, como mañana serán las lentejas de la Armuña, pasado el queso de Hinojosa del Duero y al día siguiente cualquiera de esos caldos maravillosos que producen los viñedos de Las Arribes. Ya tienen aquí trabajo los muchos asesores del presidente para irle hilando una buena gira de bolos gastronómicos por todas las ferias de la comunidad y que cada vez que sus colegas de Vox añadan una muesca más a su revólver de decisiones tomadas y su conciencia de nuevo partido creado para arreglar esta peligrosa España que solo da pasos de ciego hacia adelante, el señor Mañueco tenga algo consistente en la boca para responder. De momento ya saben: jamón de Guijuelo.