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Algunos tenemos a la niebla como seña de identidad de Salamanca porque vivimos nuestra adolescencia envueltos en ella. A veces la niebla tardaba semanas en ... levantar y las heladas contribuían a aquella humedad que te llegaba a los huesos, se decía. El tren que llevó a Madrid a Greta Thunberg atravesó la niebla salmantina la otra noche, pero no era la de entonces, como el frío de ahora tampoco lo es. El dato nos lleva a una realidad que se debate estos días en Madrid y de la que Greta es un portavoz: los gobernantes nos han traicionado, nada van a hacer y serán los ciudadanos, una vez más, los que deban hacerlo. Nadie puede decirle a la enfurruñada niña nórdica de la pancarta de los viernes que no tiene razón, y si cae mal a los adultos es porque nos coloca ante la vergüenza de haber sido depredadores de la naturaleza y dejarles a los de su generación una mierda. La niebla que conocerán será de pura contaminación y es probable que deban viajar lejos para conocer el frío. De esto va el momento.

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