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La intromisión del Gobierno socialista de Pedro Sánchez y sus socios ‘podemitas’ en la vida de los ciudadanos y las instituciones parece no tener límites.
“Lesiona gravemente la autonomía universitaria”, decía hace unos días el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, respecto al proyecto de Real Decreto que el Ministerio de Universidades prepara para la organización de los departamentos. Joan Subirats piensa que los departamentos universitarios tienen que ser de mayor tamaño, con entre 35 y 50 profesores.
Lo lógico es que no haya un departamento de cinco personas, pero la cifra debería adaptarse al tamaño de la especialidad puesto que es normal que, por ejemplo, un departamento de Biblioteconomía y Documentación, ámbito de conocimiento con un menor número de profesores, tenga menos integrantes que uno de Derecho, pero el ministro ha decidido inmiscuirse y todo apunta a que se avecina tormenta en el sistema universitario por esta injerencia.
Es como si el Gobierno impusiese a las comunidades de vecinos estar formadas por un número mínimo de personas, de manera que en mi portal, que solo somos 20, tuviéramos que unirnos al portal de al lado, que son otros 20, aunque nuestros inmuebles no tuvieran nada que ver. Imagínense que el otro edificio cuenta con piscina, un jardín, un zona de juegos infantil y un portero presencial, mientras que en el que yo vivo apenas hay un pequeño vestíbulo común. No tendría sentido mezclarnos puesto que los servicios que necesitamos son muy distintos.
Este ejemplo sirve para visualizar el sinsentido que supondría unir a los profesores de Biblioteconomía y Documentación con los de Lengua Española pues puede parecer que tienen mucho en común, pero realmente son ámbitos diferentes.
Dice el proyecto de Subirats que el objetivo es favorecer la cooperación, pero olvida el ministro que la mayoría de profesores ya imparte docencia en varias facultades. Otra cuestión es que el ministro quiera acabar con la especialización y pretenda que el docente de Biblioteconomía imparta una clase, por ejemplo, de Lengua Española. Seguro que más de un profesor está capacitado para hacerlo, pero de ahí a que se convierta en la tónica general hay un largo trecho.
De todas formas, en el polémico proyecto se incluye una cláusula cuando los profesores del departamento sean del mismo ámbito de conocimiento, que es lo normal, así que parece que el Ministerio pretende hacer más ruido que otra cosa.
Subirats y su equipo deberían dejar de enredar y de tomar decisiones sin consultar a nadie y en su lugar tendrían que sentarte a solucionar los verdaderos problemas del sistema universitario, empezando por la prueba de acceso. La EBAU que quiere imponer su compañera Pilar Alegría va a profundizar en las desigualdades de un sistema con 17 pruebas diferentes para acceder a las universidades.
No es normal que la titulación mas demanda del país, medicina de Salamanca, tenga que sacar un listado con casi 900 alumnos para cubrir sus plazas, con todo el trabajo que eso conlleva a nivel administrativo. La idea del decano de Medicina, José Carretero, de crear un listado único de manera que los alumnos vayan eligiendo plaza según su nota, tiene mucho sentido y terminaría con uno de los problemas del sistema de acceso. Pero este Gobierno, y más en concreto los responsables de las carteras de Universidades y Educación, no quieren dejarse aconsejar nada más que por sus amigos independentistas y solo hacen caso a sus indicaciones.
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