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Me pregunto si estar bien es pecado. Me acuso de estarlo. Me pregunto si escribir un artículo bonito de Año Nuevo para ustedes (¡Felicidades!) sería ... mirar para otro lado, pues la realidad, la actualidad, exigirían otra cosa, otra visión, otras palabras, más lucha, más defensa de la libertad... Me acuso de no mirar para otro lado a pesar del cansancio y del grave riesgo que corre nuestra democracia, y por ende nuestro equilibrio social, ante el maremoto de la idiocia y el asalto populista a nuestra convivencia, a nuestro ejemplar orden constitucional...
Pero no puedo, como en la canción de “Lu”, no puedo. No puedo escribir en un día tan importante como es un primero de enero, y como es el inicio de una década, sacando los peores fantasmas... Hoy, por ayer, es un día de desear lo mejor, el bien, la esperanza. Si no nos queda una ventana al mar un día como hoy, por ayer, ¿entonces qué podemos esperar?, ¿la guerra, el odio, el miedo, la oscuridad...? Hay que confiar que lo mejor está por llegar, y lo digo por España, lo digo por esta sociedad rota, y lo digo por todos nosotros, tantas veces incrédulos por mucho que cada mañana salga el sol.
No debemos un día como hoy, por ayer, dejarnos llevar por el pesimismo, sólo tenemos que aceptar que la vida es una sucesión de cielos e infiernos, tocas el cielo, tocas el infierno; tocas el cielo, tocas el infierno... El truco debería estar en que la bolita de la ruleta caiga en “cielo”... De la invasión de Polonia a la liberación de París, por ejemplo... Todos somos parte Polonia, todos somos parte París... Lo que nadie entendemos es como estando en París riendo y bailando nos empeñamos en regresar a Polonia con los tanques del odio y del resentimiento. Piénselo. Yo lo pienso hoy, por ayer, pero me niego hoy, por ayer y por mañana, a caer en el fatalismo del “es lo que hay”... Ni el caos político nacional ni en nuestras vidas, nada está escrito... El “efecto mariposa” sólo debería servir para lo bueno, no para que nos destruya, para que nos dejemos destruir. La orquesta del “Titanic” fue un episodio muy conmovedor y todo lo que es ustedes quieran, pero fue el anuncio del fin. No queremos música en el funeral, la queremos en nuestro día a día. Queremos vivir, y queremos vivir en paz, pero no olvidemos hoy, por ayer y por siempre, que vivir y vivir en paz es cosa de cada uno de nosotros. No es la política, no son los medios que nos intoxican, no son las grandes corporaciones ni el consumismo o el ruido ecologista, somos nosotros, con nuestra actitud ante los demás y ante nuestras responsabilidades, empezando por la de votar. Tengo claro que no son ellos, por asaltadores de caminos que parezcan, somos nosotros y sólo nosotros. Feliz Año y Feliz Actitud.
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