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Seguimos sin saber lo que pasa con el coronavirus a pesar de tanta información, lo cual no es bueno. Cumplimos con las medidas que nos ... recomiendan y además incorporamos como bálsamo los memes que llegan al móvil, según los cuales el cierre de los bares anunciará el fin del mundo. Los bares son el último reducto después del cierre de estadios o teatros, de suprimir fiestas y reuniones; y tienen el efecto beneficioso de un tratamiento de sicoanálisis después de confesar temores o presumir de nuestra aparente calma. En los bares se hace risa del virus y nos engañamos sobre sus efectos, que no me parece malo sino tranquilizador: vivir agobiados todas las horas del día puede ser letal. También los hongos pueden serlo, igual que se nos presentan como una delicia gourmet en manos de los Sánchez Monje del Don Fadrique, que han incorporado algunos a su cocina. El lunes comprobamos de nuevo que ciencia y cocina pueden y deben ir de la mano o, como dice Rafael Ansón, presente en el almuerzo degustación, la ciencia debe estar antes de la comida. Ferrán Adriá o Hervé This son un ejemplo de ello y abrieron la senda a otros llevando la ciencia a sus creaciones. Hay una cocina llena de ciencia, que suele ocupar horas en reuniones como Madrid Fusión, a la que se incorpora en estos tiempos la inteligencia artificial, que puede determinar el final de los cocineros, tal y como los hemos conocido. Hoy sabemos que la Universidad de Salamanca busca un postgrado de Ciencia y Alta Cocina, que, sin duda, promete emociones muy fuertes, pero también intenten otro de Gastronomía e Inteligencia Artificial.

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lagacetadesalamanca Hongos en la cocina