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H A sido un mes de julio extraño. Con cifras descomunales de desempleo y preocupaciones igualmente enormes. Sin fiestas: no estaba el horno ni para ... bollos ni paellas, tan propias del verano festero salmantino y propicias para los contagios. Los paelleros, también viven su vía crucis pandémico, como todos los feriantes en general. Con decir que este año no se ha izado La Mariseca está dicho todo; su vacío en la espadaña municipal tiene las dimensiones de un agujero negro, que casi impide ver el cielo y nunca imaginó Isabel Bernardo en aquel cuento dedicado a ella. Con la buena cosecha que hay este año... Estos días, al ocio nocturno se le llama miedo, aunque este se extiende al día y vayamos todos con mascarillas huyendo de la peste que nos ha traído este 2020 y aguantando la curva, con víctimas homenajeadas, y monolitos y placas de recuerdo.

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