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A todos nos gustaría vivir en un mundo bonancible y en perfecto equilibrio con la naturaleza, donde el león conviviera con la gacela, la raposa ... con el polluelo, el gavilán con los pardales y el lobo con el cordero. Pero la realidad es muy distinta. Desde las cumbres de Gredos no bajan arroyuelos de leche y miel, sino aguas turbulentas por el deshielo de estos días. En los bosques habitan predadores, en los mares el pez grande se come al chico, y en los cielos las rapaces avizoran a sus víctimas desde las alturas. Cuestión de supervivencia, por no mencionar las alimañas con apariencia humana que también se devoran unas a otras.

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