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Hace siete años estaba yo en Australia y coincidí en Canberra con la visita que hizo el príncipe Harry a ese país, miembro de la ... Commonwealth. El pelirrojo joven iba a participar en unas maniobras militares y lucía con airoso garbo marcial un uniforme de pechera recamada de abundante chatarrería ornamental. El recorrido hasta el monumento a los caídos en las diferentes guerras estaba abarrotado. Clamorosas algarabías de muchachas gritaban y suspiraban al paso del entonces muy apetecido príncipe. Harry depositó unas flores ante el monumento al soldado desconocido y repartió profusión de saludos y sonrisas a un público totalmente entregado. Ni que decir tiene que los medios airearon la principesca visita antes, durante y después de que tuviera lugar; y la prensa rosa especuló con la agitada vida sentimental del egregio miembro de la familia real británica.

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lagacetadesalamanca Harry el sucio