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Nadie en aquel tiempo se tomaba en broma el “Hai excomunion” que se anuncia en cada rincón de la librería universitaria. Era la pena que ... recaía sobre el que robase un libro de sus estantes, lo perdiese o no lo devolviera. Hoy, quizá, como dice un amigo vinculado a la Biblioteca Histórica Universitaria, sería más contundente la requisa del móvil que la excomunión. Hoy está claro que la advertencia del maestrescuela para quienes ignorasen las normas covid iba en serio: treinta y seis alumnos expulsados cautelarmente. Dura pena y aviso muy serio. Las leyes universitarias también están para cumplirlas, seas El Tostado o Calderón de la Barca. Y sin tener a mano una cofradía de asistencia a estudiantes presos como siglos atrás, bien estudiada por FranciscoJavier Alejo Montes, y cuya historia se recoge en un libro de la editorial universitaria, cuya sede es vecina de la Casa de las Conchas, que fue cárcel del Estudio, pero cárcel, al fin y al cabo, pese a su arte. Veremos si esta cuerda de expulsados crece o se queda ahí, pues hablamos de gente moza...

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lagacetadesalamanca “Hai Excomunion”