Golpe de Estado vertical. Acto II

Con los cadáveres que se esconden bajo las alfombras de Génova 13, y con las bocas de Villarejo y Bárcenas ansiosas por ladrar donde están enterrados, creo que Casado no podía permitirse un CGPJ formado por una mayoría de jueces, elegidos a dedo por el PSOE y Podemos, que podrían sacarle, vía judicial, las entrañas a su partido. Ustedes, queridos lectores, ya saben por dónde voy.

El pasado trece de agosto, en estas honorables y centenarias páginas de LA GACETA, planteé la hipótesis de que el Estado estuviera perpetrando un golpe interno para arrogarse un poder absolutista. Hoy, para desgracia de todos, puedo decir que aquella conjetura se está convirtiendo en una terrible realidad.

El Gobierno ha pasado de hacer política a utilizar pro domo sua, de manera taimada y al borde de la legalidad, los mecanismos del Estado. Ya no necesitan debatir o negociar. Con el estado de alarma podrán hacer, por decreto, lo que quieran. Sin someterlo a votación.

Iglesias, la coleta presente en la comisión que controla el CNI, ya ha redactado y enviado las directrices para que se vigile, censure y castigue a aquellas personas, medios o partidos políticos que disientan de las decisiones del Gobierno (protocolo Elisa). Dentro de poco empezaremos a ver detenciones por opinar y argucias judiciales para ilegalizar a los partidos que se opongan al régimen.

Mientras, desde los medios que controlan los neodictadores -RTVE, la Sexta o Cuatro-, ya nos están mentalizando de que dentro de poco tendremos que volver a aplaudir desde los balcones.

El panorama no puede ser más desconsolador: padres, abuelos, y amigos falleciendo por miles en los hospitales; la deuda española ya es bono basura y vamos a necesitar de Europa, por lo menos, 210000 millones de euros (los 75000 millones prometidos ya se quedan cortos); el paro está por las nubes -y lo que vendrá-; el Rey ninguneado; la compra-venta de inmuebles desplomándose; conatos de violencia; tumultos; represión policial; terroristas islámicos matando ciudadanos por las calles de la vieja Europa; negocios endeudados para pagar deudas imposibles de cubrir...

Las tinieblas a las que nos empujan están llevando a mucha gente, en el límite de la desesperación, a terminar con su vida. ¿Estas muertes se sumarán a las listas de fallecidos por el virus chino o serán daños colaterales?

¿Qué nos queda por ver? ¿Qué más tenemos que soportar? ¿Qué purgatorio tenemos que padecer los españoles para despertar?

Bienvenidos a España, la filial de Venezuela en Europa.