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Ha llegado el día del partido que tiene a esta ciudad abducida desde hace días y seguramente más dividida de lo que ha estado en ... mucho tiempo. Pero hoy todo lo pasado da igual. El partido se jugará en las pistas donde Sotomayor voló y las puso en el mapa del atletismo mundial, aunque luego pasase lo que pasó. Viene el Madrid, que siempre es el equipo de las estrellas, como vino en otros tiempos al Calvario, de donde salió el histórico Pruden, y al Helmántico. El Madrid de Vicente del Bosque. El Madrid que vio cómo el modesto Salamanca le ganaba en su casa, el Bernabéu, y como lo vi me siento solidario con aquel humanoide de la película “Blade Runner”, que antes de morir relató a su cazador “cosas que vosotros no creeríais”; lo interpretaba Rutger Hauer, que declamó el monólogo más famoso del cine y estaba dirigido a Rick Deckard, encarnado por Harrison Ford. Cuenta creer que aquella película futurista estuviese ambientada en 2018 cuando la emergencia climática no era un problema sino la existencia misma. Todos hemos vivido hechos que nadie creerá, como el de ver a todo un Real Madrid jugar en unas pistas de atletismo –a veinte metros de un estadio de fútbol vacío— en las que alguna vez entrené a rugby. Por cierto, he visto a Escocia ganar a Inglaterra y hacer lo mismo con Gales en Murray Field, pero pocos me creen, recuerdos que se perderán como lágrimas en la lluvia, como los del humanoide. Esta noche, unos cuatro mil aficionados podrán guardar ese recuerdo, que cuando quieran contarlo encontrarán la incredulidad del receptor, como cuando digo que una vez hablé con Miguel Induráin, que todo el mundo sabe que era un extraterrestre y por lo tanto no existió, o que vi una corrida de toros en la Plaza Mayor, hablé con José Tomás —otro extraterrestre— e incluso puede que viese una vez a Pepa Flores, conocida antes como Marisol, aunque esto puede que fuese cosa del calor malagueño. Podría seguir con Patti Smith, Lou Reed, Montserrat Caballé, Franco Battiato... Muchos no lo saben, pero los que vimos a estos fenómenos paranormales en 2002 nos reunimos clandestinamente para que los millennials no nos encierren en un manicomio, que ellos creen, por cierto, que nunca existieron. Con lo sencillo que es ir a hablar con los mayores de San José y La Vega o rescatar de viejos callejeros la Cuesta de los Locos.

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