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Gistau ha muerto. Pero no ha muerto

Martes, 11 de febrero 2020, 04:00

Cinco de la tarde de un lunes gris. Aunque en Madrid apenas hay nubes que surquen el cielo primorosamente azul y un sol delicado ilumina ... la ciudad con esa luz que tanto amaba Velázquez, se ha apagado todo. Como si se le hubieran fundido los plomos a la capital. Así anda el paisaje desde el domingo, cuando la esperanza, de pronto, se extinguió en un tuit de Pedro G.Cuartango: “Desolación por la muerte de David Gistau. Su bonhomía, su generosidad y su talento dejan una huella imborrable. Jamás podrá ver crecer a sus hijos, como él deseaba. Un cruel golpe del destino. Adiós, querido amigo. Siempre estarás en nuestro corazón. “ A partir de esta, otras declaraciones de amor se suceden en la red: periodistas, políticos, compañeros, lectores, amigos...Todos hablan de su talento, de su brillantez, de su sentido del humor, de su calidad humana. Algunos recogen el final de esa carta de amor de cuando nació su hijo: “Por primera vez en la vida temo morir. Me siento obligado a permanecer aquí al menos 25 años más, los que él pueda necesitarme, y en eso no quiero fallarle. MI hijo no ha de ser lo que yo fui: un adolescente enfadado con el mundo porque se le murió el padre demasiado pronto. Voy a dejar de fumar”. Internet entero, llora. Y yo con él.

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