Borrar

De niño fui al circo. La primera y única vez. Recuerdo vagamente a Teresa Rabal y el avión rojo teledirigido que estuve a punto de ... ganar en un concurso que, a día de hoy, sigo sospechando que estuvo amañado. Aunque la imagen más vívida que mantengo es la de una figura, en lo alto del trapecio, caminando por una delgada cuerda, apenas perceptible, desafiando la física elemental. Pregunté por su nombre: funambulista, me dijeron, y me pareció una palabra matrioska, que esconde muchos significados dentro. Quién me iba a decir que muchos años más tarde me iba a cansar de ver todo tipo de ejercicios funambulísticos, ahora en la política, entendida por muchos como el noble arte de no llegar a caerse nunca.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Roberto Mayado. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Funambulistas