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Lo pasé muy bien en el concierto albense de Ara Malikian. Hablo de un virtuoso del violín, que sabe dar espectáculo y tiene ... el don de engancharte con sus historias –muy divertidas—además de con sus interpretaciones, y al que reconozco su afán en recordar a personas que lo merecen: desde migrantes que buscan futuro a mayores olvidados en las semanas duras de la pandemia, a los que ha dedicado una nana (“Nana Arrugada”, se titula y está en Youtube) que eriza el vello y te emociona. Vi alguna lágrima. Malikian es un tipo delgado, fibroso, que no para en el escenario, como si tuviese el baile de San Vito, que en ocasiones parece que se va a arrancar con una danza del vientre y en otras da la impresión de haberse fugado del “Circo del Sol”. Su música rezuma aires orientales –él es libanés—pero son reconocibles algunos compases de piezas clásicas. Una música también versátil. Lo pasé muy bien y él dio la impresión de que igualmente se divertía. Esto es importante. Vivimos tiempos musicales desde Béjar a Salamanca, donde el gótico Patio Chico queda invadido de jazz estas noches de ola de calor. Por allí andan los espectros del Arcediano de Ledesma, Doyagüe, Rojas y sus personajes de “La Celestina”, pero también Aníbal Núñez, poeta abducido por las ruinas de la casa de Miguel de Lis, y con el suyo las almas de muchos bohemios que rondaban por allí décadas atrás. Algunos con los mismos pelos que Malikian. De estropajo, se decía. El Patio Chico, con jazz o sin él, es un rincón formidable de Salamanca, desde que la Catedral Vieja era Estudio y en sus afueras los notarios redactaban legajos. Tiene de vecina a la Cueva de Salamanca, por donde andan José María de Areilza, Cervantes o Botelho de Moraes fabulando historias con permiso del mismísimo diablo y Enrique de Villena. A ver si de una santa vez se recupera su torre y abre ese espacio gastro-artístico que se anunció. Que lo bendiga San Vicente Ferrer, que fue vecino y con el que no pudieron los trasgos de la calle del Tostado. Al otro lado, Tentenecio, que es lo mismo que el recuerdo de San Juan de Sahagún, que hubiese triunfado en los sanfermines deteniendo toros corriendo como locos. Encajo en el Patio Chico a Malikian.

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lagacetadesalamanca Fuego y música