Llevo toda la vida vadeándome para responder cuál es el significado de mi nombre, Sonsoles. Y me inclino en ese preciso momento de la pregunta por una versión u otra, rebuscadas entre teorías y tradiciones varias, según quién sea el interlocutor: San Zoilo, Fons Solis, o la predilecta local abulense, el pastor innominado que, agraciado con la correspondiente y atemporal aparición mariana, no acertó a describir a la Virgen con más impresionista información que «sus ojos son soles», como cuando en el capítulo XIII de la Primera Parte de Don Quijote de La Mancha Alonso Quijano definió las bondades de Dulcinea ante Vivaldo aludiendo a que eran «sus ojos, soles».

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Y de ser un apelativo denotativo de tipismo lugareño, la conversación suele derivar a sus portadoras de moda, como la esposa de Zapatero, la hija de Suárez, o actualmente Sonsoles Ónega. Hasta alguno más versado en literatura puede que traiga a colación menos halagüeña el buey Sonsoles de la deliciosa novela Alfanhuí de Sánchez Ferlosio.

Pero hay otros tocayos gastronómicos que todos los años me aparecen por doquier al filo de la primavera, como brotados por la benignidad climatológica extendida tras la gala anual de la Guía Repsol: los Soles. Este año, cumpliendo 45 años de existencia la Guía, nacida como Campsa y desde hace tres lustros convertida en Repsol. La idea de ofrecer recomendaciones hosteleras a los viajeros surgió en 1900 con la Guía Michelin. André Michelin, uno de los dos hermanos franceses, junto con Édouard, que impulsaron la fábrica de neumáticos en Clermont-Ferrand, tuvo la ocurrencia de incentivar a los consumidores a visitar lugares y trocarse en turistas, de lo que se derivaría más uso de ruedas, ergo, más bonanza en el negocio. Cambiemos este producto por combustible y obtenemos la Guía Repsol.

En su edición para 2024, la provincia de Salamanca conserva su meritoria provisión de tres restaurantes con dos soles, galardones diseñados por Luis Úrculo: ConSentido y Víctor Gutiérrez en la capital y Rivas, en Vega de Tirados; así como cuatro restaurantes con un sol cada uno, dos en la capital charra (Ment, recientemente desvinculado del chef Óscar Calleja, y En la Parra) y dos más en la provincia (Don Fadrique en Alba de Tormes y Casa Pacheco en Vecinos, un logro en una población con solo tres centenares de habitantes). Gran producto, talento y profesionalidad justamente reconocidos. El sueño largamente acariciado de contar con un restaurante de tres soles en Castilla y León queda atesorado para una próxima ocasión.

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